sábado, 11 de febrero de 2012

We'll be glowing in the dark


Siempre es bueno recordar que después de la tormenta viene la calma, y que, normalmente, la trae aquello que primero apartamos en días de rayos y retruécanos. Muchas veces nos ocultamos de los demás por conocernos a nosotros mismos. Nos hurgamos en las heridas que tenemos en nuestro interior,  absortos de quien  espera fuera. “Vive la vida”, “haz el amor y no la guerra”, incluso “libres domingos y domingas”, son frases que aunque engloben filosofías nada concretas pasan muchas veces por nuestra cabeza. Cuando uno está en esos días en los que prefiere no estar, en los que toda frase motivadora tiene un contrario que te desmotiva aún más, olvida que dentro de su lista de reproducción hay más canciones de las que alegran que de las que entristecen. Porque somos crueles con nuestro propio yo y nos encanta escuchar lo triste en momentos tristes, y lo alegre en momentos alegres. Te propongo que empieces el día con una canción a decibelios ilegales y acabes la noche con el mismo volumen y la misma melodía. Tu día es tal y como tú lo pintes y hay que reconocer que cuando todos pintamos el mismo mural los resultados son más asombrosos. Porque aunque estés en un día de tormenta siempre tienes a alguien que te sujeta el paraguas. Cuando en tu lista de reproducción sale la canción menos alegre en el día más gris, aparece esa persona que sin saber cómo te saca una sonrisa.

Este viernes me preguntaban que qué creía que pensaban mis amigos de mí. Nunca sabré a ciencia cierta lo que piensan mis amigos de mí. Probablemente no sea el amigo ideal, tengo mis defectos y mis virtudes, tengo mi vena picajosa y mi vena sensible.  Incluso, probablemente, nadie que no me conociera podría pensar que podía llegar a ser su amigo de verdad. De lo que estoy seguro es que pase lo que pase, sea como sea, esas personas a las que yo llamo “amigos”, a las que tú llamas “amigos”, han demostrado que cuando más llovía, más nevaba, más tronaba, más provistos estaban de paraguas, guantes y tapones. Que cuando más llorábamos, más capones nos daban por tontos. Y que cuando más reíamos más sabían compartir nuestra alegría. Realmente, tener amigo supone un tesoro. Y tú que te codeas con la “jet set” de la amistad cuentas en billones tu fortuna. Sabes que siempre que lo necesites, aunque no lo digas, aunque no estés en tus momentos más lúcidos, están ahí para echarte una mano y agarrarte por donde sea. Es ese tipo de gente que tenemos en nuestras vidas que cuando éramos pequeños no nos imaginábamos un futuro sin ellos; si yo quería ser abogado, te tendría a ti que serías mi médica, a ti mi ayudante en lengua y tú probablemente mi cirujano. Amistad que es enemiga del tiempo desde tiempos inmemoriales. Incluso  el tiempo es a la vez amigo  y enemigo de uno mismo. Todo lo destruye y todo lo cura. Así que abrígate de relojes parados, cúbrete de manos amigas y vístete de positividad, porque incluso Mario Bross, que podía llegar a tener vidas infinitas, tenía a Yoshi para que le ayudara.

Nosotros desgraciadamente tenemos “1up”. Quizás desgraciadamente tener 1up nos suponga un problema. Pero estoy seguro que, “desgraciadamente”, el tiempo no nos quiere dar otra vida porque tiene miedo de que también encontremos a alguien con quien vivirla y también se la ganemos.

2 comentarios:

  1. Hay días en los que apetece decir cosas obvias. Hoy sí es ese día ;). Hoy tengo que decir que me siento muy orgullosa y muy feliz de poder llamarme "tu amiga", y de poder llamarte "mi amigo". Es muy bonito pensar que he encontrado a una persona como tú en el camino. Sin más. ^^

    ResponderEliminar
  2. Muchos sentimientos que procesar leyéndote aunque, probablemente, todo acabe siendo uno.
    Humildemente, creo, que no es importante lo que nuestros amigos piensen de nosotros igual que creo que da casi igual lo que nosotros pensamos de ello. Lo mejor es que nos sintamos. Y sentir un amigo es amar. Y amar es ser feliz.
    Y tengo el día cursi, qué le vamos a hacer. Ni lo pensemos.
    Bego.

    ResponderEliminar