lunes, 23 de julio de 2012

Un lugar para recordar

Y el tiempo pasa y nosotros nos quedamos en la historia no escrita de nuestras vidas, viendo pasar a los que caminan cerca de nosotros y esperando toparnos con quien caminará a nuestro lado.
Se tornaron afiladas las rocas cuando me di cuenta de que eras una simple caminante más, que tus pasos al lado de los míos no eran más que huellas de quien pasó antes por ahí, y yo sin embargo fui incapaz de percibirlo. Me imaginé que me dabas la mano y nos quitábamos de preocupantes destinos. Que me agarrabas cuando me tropezaba y que me avisabas de los peligros que pudiera haber en el camino... Sin embargo, eras una pasajera más. Otro de tantos de quienes solo se recuerda la fría sombra de una espalda que se pierde entre la gente para no volver más que a la memoria, más que al recuerdo maldito de la maldición de recordar. Y después de aquello me atormentó todo el resto de la historia. Cuando caminaba cerca de alguien y oía sus pasos tan próximos a los míos que prácticamente los podía sentir, percibía tu figura a mi lado, como el que espera lo imposible, como el que sufre de amor. Y por miedo a descubrir lo lúgubre de  mi soledad ni siquiera me atrevía a girarme... Se me hacía muy difícil reconocer la verdad, que tú ya no estabas, que me había vuelto a equivocar y que todavía me quedaba mucho camino por delante. Y de vez en cuando preguntaba por ti a quien me encontraba, por si te habían visto, por cómo te iba por ahí delante... Si te habías enamorado o seguías andando sola como yo, a la espera de que tus pasos dejaran de estar solos; si aún , después de todo, reconocías mis huellas a tu lado... Y me atormentaba intentando descubrirte entre las cabezas de los que iban por delante de mí. Pero lo peor de todo lo traían las noches frías por tu ausencia, cuando más de menos echaba el calor que me dabas. Cuando imaginaba anhelante sentir tus manos compañeras por la espalda en un gesto de cariño infinito que me resguardaba del frío interno y que me prometían un día mejor y una noche perfecta. Cuando mirara a donde mirase encontraba compañía al sentir el calor de tu cuerpo y el perfume de tus palabras que embriagaban mis oídos. -Estoy aquí, a tu lado- y las estrellas, testigos del camino, se sobrecogían.
Y de repente te fuiste y me dejaste con las inmensas ganas de vivir un paseo inolvidable; una historia que hoy cuento con un nudo en la garganta y con el baúl de la memoria donde encerraba tus recuerdos abierto. Una historia que se queda en el lugar que le corresponde, un lugar para recordar.

lunes, 16 de julio de 2012

Arrivederci

Hoy miro por el cristal roto de los dos y solo veo los pedazos que quedaron tras tu estela. Volvieron a engullir las fauces del tiempo el despojo de cuerpos que , vagabundos, trotaban de la mano. Vuelve el gato a encontrarse solo en el alféizar atento a escuchar una palabra muda que le recuerde tu nombre, el que le desvelaba al medio día y le arropaba sobre la almohada cada noche. Me pierdo en el mar de la desdicha si saco del cajón todas nuestras conversaciones, y con un intento amargo de borrar su existencia mis dedos se ahogan entre los botones. Y caen precipitándose a los brazos fantasmagóricos de la esquela de nuestra fecha, nuestros apodos y nuestras coronas. Mi princesa de los vientos cálidos y el príncipe de las corrientes frías; el aire que nos hacía volar y que nos dejó caer al suelo. Y reptando nos arrastramos sobre todos esos cristales destrozando nuestros cuerpos, vestigios de una edad de Midas hasta parar sin retorno en Estigia. Desde ahí nos miramos ahora, tú tan fría como siempre, y yo tan cálido con quien no se lo merece. Le regalé mis noches a quién primero me las pidió porque tú me las rechazaste. Y no me arrepiento, porque los gatos somos muy traicioneros, pero me cansé de que te escudaras en mis siete vidas. Para volver hoy al comienzo de los tiempos, al cristal  de colores y a los ojos vendados, donde nos miramos como bobos intentando tocarnos sin reconocer que estamos separados. Déjate caer de nuevo donde tantas noches nos imaginamos. Mi presencia te requiere tanto o más que antes, no la gusta perderse sola bajo las sábanas.  Mas  toda noche tiene su amanecer y se descubre la realidad de los juegos de sombras,  y se descubre que tu amor nos es más que papiroflexia barata que aprendiste a través de cualquier viejo gurú y que mis pensamientos no son más que fantasmas de tu ausencia que traviesos me atormentan. Que hubo una vez en la que entre noches sin estrellas y playas sin arena  guardábamos un tiempo para querernos, para mirarnos el uno al otro y susurrarnos sinsentidos que enloquecían los oídos. Perfumábamos la historia con colonias baratas y olvidamos que lo barato sale caro, quemando el día y enfriando la noche...
Y viejos y andrajosos, como aquellos cuerpos, aquellos despojos, nos veo a ti y a mí a la luz del sol. Muertos que caminan huecos de cabeza y corazón, llenos de misterios y misteriosamente llenos. Porque el tiempo, que estuvo en nuestro lugar, quiso que amaneciera, que perdiéramos los pájaros que anidaban sobre nosotros y que el cristal que nos separaba se rompiera. Para que hoy, desde mi ventana, pueda ver tu estela y reconocer que por ahí se fue mi esperanza de amar ser correspondido.

martes, 3 de julio de 2012

Ni contigo ni sin ti

Dicen que el ser humano es un ser por naturaleza sociable y que necesita de los demás para poder realizarse, pero la verdad es que muchos no saben que gran cantidad de los más gratificanes momentos de la vida se pasan en compañía de uno mismo, cuando todas las luces se han ido a dormir y la luna vela sobre nuestras cabezas. Porque es entonces cuando todo lo que en nuestra mente ha ido dando vueltas sale a relucir atraído por los rayos de luz estelares. Es cuando extraemos uno a uno los componentes de ese zumo de pensamientos que tenemos y los analizamos: hoy la he echado de menos tanto o más que ayer, y eso que anoche estuve con ella. Es el primer día y esto se me va a hacer eterno; al fin y al cabo acabaremos por separarnos todos, con lo bueno y con lo malo que tiene, soy un pasajero; vaya semana magistral nos espera, que tiemble el suelo por donde vayamos a pisar... Y todo ello acompañado de nadie. Y eso que hay quien dice que vendería su alma por un poco de calor humano cada noche en su cama antes que la fría compañía de unas sábanas acartonadas. Mis sábanas me recuerdan a ti. Dejaste en ellas tu olor y todas las noches suelo dormir contigo. Estoy un poco harto la verdad, porque ya me resultas monótona, espero que te largues pronto porque amanece el día y el con el sol os largáis todos y me vuelvo a quedar tan solo como siempre, haciéndome el zumo mañanero y guardando todo hasta que por la noche nos volvamos a encontrar todos donde siempre, traidora.
Bueno, quizás no estemos tan solos, al fin y al cabo a todos nos une el mismo cielo y, estés donde estés, yo estoy a tu lado, aunque no me veas. Me sientes  porque nuestros corazones están conectados y muestran un ápice de lo que realmente es, una aurora, un rayo de plata diurno, un rayo de sol de madrugada, una brisa vespertina.... muestran lo que somos, o lo que aspiramos a ser, o lo que ya fuimos, aunque tú a veces  no lo quieres demostrar, pero bueno, ya que estamos juntos aprovechemos el tiempo, que a veces es muy cabrón y puede ponerse en nuestra contra.
Quizás sea necesario tener compañía para pasar buenos ratos, o quizás los buenos ratos atraigan a la compañía. Quizás por eso todo el mundo está empeñado en buscar príncipes y princesas y hacer de sus vidas cuentos de hadas. Yo te coroné como princesa y fuiste incapaz de verlo. A mí me dejaste croando con los labios puestos y con laurel seco en el pelo. 
Sí, seguramente la compalía de una relación haga de los momentos algo mucho mejor, pero claro, si la relación solo vive a costa de uno, el viaje se hace mucho más duro. Lo nuestro no es así, o no lo fue. Aunque tú  me lleves ventaja, porque yo me he vuelto un sumiso, soy yo el que tira, y tú la que toma el sol. Llegará un momento en el que el camino se me haga largo y tendremos que intercambiar roles, pero de momento me gusta mucho amanecer viendo cómo te ilumina el sol la mirada, y el dorado de tu pelo parece cada vez más puro.
Luego exiten los que en estas materias están más avanzados y han pasado de buscar la felicidad en compalía humana a buscarla en compañía animal y se arropan bajo lechos calentados por cuerpos peludos y lametones húmedos. Miau.

Claro, nadie quiere estar solo porque todos tememos lo mismo.
 Después de tanto tiempo en busca de algo en la calle que lo demostrara me di cuenta de que la respuesta a nuestro tedio por la soledad está encima de nosotros. Nadie quiere estar solo porque cuando todo se apaga, la luna nos radiografía y nuestra vulnerabilidad se vuelve tangible y sale a relucir.  Mas por suerte o por desgracia, la única persona que nos acompañará a lo largo de toda nuestra vida será la misma que está leyendo esto ahora mismo, así que invitemos a la luna a nuestro colchón-trono y sirvámonos un poco de zumo que a los enemigos cuanto más cerca, mejor.