miércoles, 15 de febrero de 2012

Vivan los venáticos ignorantes

¿Qué se puede hacer cuando tu mente te ve corriendo sin parar destinado a chocarte contra un muro? Esas situaciones en las que sientes la necesidad de luchar para saber sin comprender, para preguntar sin importarte realmente la respuesta, únicamente por el mero hecho de articular palabra, para que sepan que estás ahí, y para buscar el por qué de estar ahí. ¿Por qué a veces nos da por pensar tanto que hasta nuestra mente se aturulla y se vuelve trágica la existencia? No hay necesidad de ser catastrofistas; el mundo es bonito: hay árboles; hay pájaros ; hay materia viva...Hay color. Hay un ciclo que lo rige todo perfectamente. Todo está hecho a medida. Todo es imperfectamente perfecto. ¿Por qué entonces la necesidad de pensar tanto en la palpable imperfección? ¿Cuándo llegamos al momento en el que empezamos a correr contra el muro? ¿Tan difícil se ha vuelto vivir en tan pocos años? Quizás el mundo no sea tan bonito como lo queremos pintar: los árboles crecen altos; los ríos zigzaguean en busca de la libertad salada; e incluso los pájaros encuentran la felicidad a muchos pies sobre el suelo. Hasta el hombre construye cada vez más alto huyendo de esta vida mundana. Solo los ciegos se quedan en esta existencia terrena excavando sus túneles en busca de algo aprovechable.

Pese a todo, hay gente que encontró la felicidad, o la felicidad les encontró a ellos, no sé, y consiguió casarse. Hay otros cuya existencia se basa en adorar al único afortunado del que todos hablan y al que nadie ha visto nunca por estos lares; llámalo Dios, llámalo como quieras. Y luego existe un tercer grupo, completo interiormente desde mi punto de vista, que compagina la realidad material y la realidad espiritual en su vida. No obstante, todos proyectaron lo bueno de lo que carece el mundo, y a lo que la mente no llega a dar explicación, en otro ser distinto a ellos, y aun así, viven envidiablemente felices. 
Realmente envidio a todos aquellos que han encontrado lo que da sentido a su existir. Quizás lo mejor sea no pensar tanto en las cosas o traspasarle la justificación de aquello que se nos queda grande a un ser todopoderoso y omnipresente. De ahí que asimilemos la imperfección de la persona,a la que llamamos pecado, como algo impuesto por la ética personal de Dios , o que pensemos que las cosas inexplicables están establecidas por un Hado o Destino que marca nuestra vida. Quizás sea bueno no pensar que todo texto acaba con un punto, o que toda palabra guarda una identidad, un por qué. No sabemos ni adónde vamos, ni de dónde venimos, ni dónde cenaremos, y aun así, nos llamamos felices.
Los inconscientes, los indiferentes, no pierden el tiempo tratando de buscarle sentido a las cosas. Los pensadores que hacen cábalas en la cama, se asustan con lo que supone vivir. Quizás sea preferible vivir sin saber nada, pues el que mucho sabe, mucho sufre, y al que todo desconoce, todo le agrada.Quizás sea mejor así.

Mientras tanto, dejemos el cerebro en el frigorífico para que se le enfríen las ideas, proyectemos nuestra realidad pensadora en un ente superior e inoculémonos  intravenosamente un poco de idiocia para que nos ayude a vivir existencialmente tranquilos. 
Vivan los venáticos ignorantes.

3 comentarios:

  1. De nuevo, leyéndote, me viene una frase que me encanta a la cabeza:

    "Los únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay." José Saramago.

    Es duro darse cuenta de que hay solo dos opciones: pensar agarrado a una nube gris, o no pensar. Muy triste.

    Aparte de todo esto, te mando un beso muy grande porque cuando pienso en lo que escribes confío un poco más en que el mundo está lleno de personas que merecen la pena.

    ResponderEliminar
  2. Pienso que todos tenemos momentos de optimismo y pesimismo unas cuantas veces por semana. El problema es que el pesimismo nos invada y domine nuestras vidas. Yo creo que se puede ser optimista, pensando en que todo vaya a mejor, pero no hay que confundirlo con ser "conformista".

    Tus comentarios siguen siendo inefables Bego. Me encanta que me leas!
    Besos :)

    ResponderEliminar
  3. Me encanta que sepas quién soy sin firmarte. También me encanta leerte.
    Otro día podemos hablar del significado de cada uno de esos adjetivos para cada uno. Creo que según lo pesimista que seas "optimista" significará para ti una cosa u otra y así con todo. Pero mi madejilla mental toca a su fin por hoy.
    Besos también para ti.

    ResponderEliminar