miércoles, 20 de marzo de 2013

Aquella piedra.

Tropecé con la misma piedra y fui a parar a tus pies.
Levanté los ojos y ahí estabas tú,sin condición,
atónita, sin saber que hacer,
y yo, muerto de vergüenza
sonreí a lo que sería mi nueva prisión.
Me dejé llevar,nada más verte, por tu brillante mirada,
a través de  los túneles más largos y  oscuros.
Era el pobre más rico,
el niño con más suerte
que sentía todo el puesto suyo con apenas dos duros.
Me lancé a surcar tus oídos antes de dormir.
Como un marinero aseguré todos mis nudos
e inocente de mí
que pensé que sin ti
no tendría voz este pobre mudo.
Y la pasión nubló hasta tal punto mi sentido
que sin darme cuenta de tu verdadera piel
había de nuevo caído
en las garras de otra difunta
que vestía de novia después de una luna de miel.
Eras la viva imagen de un fantasma del pasado,
el flautista de Amelín que embelesaba esta rata
que cruzaba a nado
las aguas estancadas
y los caminos que llevaban a tus patas.
Dejé caer mis dedos por tu pelo azabache
mientras mis labios con los tuyos bailaban
¡Ni el motín de Esquilache
generó tanta revuelta
como tú y yo aquella noche en tu cama!
Y a la mañana siguiente con desdén despreocupado
me señalabas la puerta por la que había venido
cargué a cada lado
dos hostias bien frías
y sin embargo me resigné a darme por vencido.
Te llamaba cuando veía el cubata vacío
y lo único que llegaba eran las palabras de un amigo
"no te rayes tío"
y yo estaba más ausente
que cuando tú me sonreías y hablabas conmigo.
Solo pensaba en el momento de volverte a ver
de pedirte una explicación que me enseñara
qué no tenía que hacer
y que me devolviera
el calor que me daban las mejillas de tu cara.
Mas tú no volviste aparecer por ningún lado
y me quedé en los huesos esperando
una mueca de mi hado
una llamada, una señal
y me morí muerto, solo, yo, allí sentado.

Y hoy que decides por mi memoria volver a deambular
sonrío a la suerte que me echó de tu habitación aquel día
porque tú no eras mi lugar
y lloro, melancólico,
por el destino que puso aquella piedra en mi vida.





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