Paseo por la calle en esta tarde de granizo bajo el cielo
abierto de Madrid y lo único que se ve en ambas aceras es el bullicio de la
ausencia. Todo está lleno de gente despreciable que no significa nada en
ninguna de nuestras vidas. Vivimos en una sociedad en la que todo el mundo mira
para sí mismo, buscando lo importante del don, dentro de sus propios ombligos.
Y cuando llegamos al mar, lo único que vemos es que todo el mundo se embarca en
el mismo bote destinado a chocar contra el iceberg que hundió el Titanic,
destinados a tirarse unos a otros de la barca con tal de dejar satisfecho el
propio instinto de supervivencia. Nos encontraremos en las puertas de algún
cielo, ante algún santo que ha santificado la historia y nos veremos las caras
unos a otros. Todos acabaremos en el mismo final. No somos nadie y lo sabemos y
lo negamos y nos lo ocultamos. Y para hacer más trágico nuestro existir,
intentamos empeorar el del que tenemos al lado.
Tardes como estas de sábados granizados en los que la gente
se viste con el atrezo trágico, paran el tráfico sanguíneo de un muerto que ,sediento
de existencia, grita desde la tumba que el mundo se desmorona, que vuelvan los
de antes y que se pierdan los de ahora. ¿Cuándo hemos matado a Dios? ¿Cuándo le
dimos existencia? Despreocupados del otro salimos a la calle a revolucionarnos,
a afiliarnos, a sindicalizarnos, únicamente porque no se pisoteara al
individuo, únicamente por no dejar como nueva nuestra capacidad de elegir,
nuestra libertad. Todo vacío de esencia, de existencia. Somos libres; demos
caza al que ha matado a Dios.
Y la conciencia cayó fulminada por una de estas bolas de
hielo de tardes como la de hoy. Y lo más bueno del hombre quedará reflejado en
palabras que el tiempo guardará y enviará al vacío, a la nada, a donde nadie ha
ido y donde todo lo que pasa desapercibido se guarda. Porque algún día, cuando paradójicamente
el cielo se nuble y salga el sol, no solo Madrid, sino la humanidad entera
recuperará los valores de los que se ha ido desposeyendo por culpa de la opresión
del sistema y sus estereotipos. Volveremos a tener una humanidad humana. O eso
espero.
Mientras tanto, solo me queda pasear.
Creo que los exámenes están haciendo mella en ti. Esa referencia a Nietzsche te ha delatado. Sin embargo, me gusta. Te veo otra vez en racha publicativa, y eso me alegra, porque ahora provocas en mí dos cosas: 1)Querer escribir más que tú, porque me pico xD; 2)abrir lo primero tu blog para tener algo interesante que hacer, en vez de pasearme por la redes sociales por inercia, como haces tu por las calles cuando graniza.
ResponderEliminarSigue escribiendo con la genialidad con la que lo haces, y tendrás un fiel seguidora paseando por tus palabras.