- Te está saliendo joroba de tantos problemas que te cargas a la espalda.
- No son problemas, son responsabilidades. La gente tiene cosas que hacer todos los días, y cosas a quién hacérselas y cosas por quién hacerlas. No puedes darlas de lado tan fácilmente. Pero qué te voy a contar a ti, si tan solo eres un simple gato parlante.
-Pero si te las cargas irás siempre con la cabeza gacha y aunque pretendas mirar hacia arriba, aspirar a rellenar de una puta vez una de tus composiciones, nunca lo conseguirás puesto que llevas un peso que no te corresponde del todo.
- Cállate y déjame fumar a gusto, mañana el sol volverá a salir y tendré una nueva oportunidad.
- Volverá a salir por el este y se pondrá por el oeste. Volverás a desayunar esa mierda fría que tomas, harás las cosas que tú crees pertinentes y te sentirás realizado, pero nunca conseguirás terminar lo que realmente te interesa.
Le dio una patada al pequeño felino que lanzó su zarpa con intención de defenderse.
- A veces parece que tienes más cabeza que yo- soltó una bocanada de humo que le hizo atragantarse-. No sé cómo te sigo escuchando ni por qué. La verdad es que no sé por qué te saqué aquel día de mi cabeza. Ahora lárgate a lamerte donde no pueda verte.
En el fondo se alegraba de haberlo creado porque sabía que era su obra maestra. Nunca había sido amante de los gatos y cuando resultó que de la hoja aparecía el felino se extrañó de manera considerable.
Cuando volvió a entrar, la vela se había rendido ante la negrura del ambiente. El aire era bastante ligero, incluso se notaba la brisa de la noche que entraba a través de las cortinas. No había luna ni estrellas que iluminaran el cuchitril del viejo dado que sus vistas daban a un patio interior. Tanteó con la mirada antes que con los pies y vio a lo lejos una sombra blanca que le ayudó a guiarse. La sombra se movía, desaparecía y volvía a aparecer y parecía conocer el lugar. El viejo tomó el palo de la escoba y le dio un escobazo a la sombra. Un quejido inundó la sala.
- Vaya forma más rara que tienes de agradecerme que otra vez te haya vuelto a guiar en tu maldita oscuridad.
-¡Miauu!- maulló el escritor con una sonrisa en los labios-.
Solo diré...Miau!!! (^.^)
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